Domingo 8 de marzo de 2015.
Mi amigo Miguel se acaba de comprar un coche (el "super" Chamade, un pepino en mi humilde opinión...) y está loco por llevarnos a pescar, así que a las 11 de la mañana espero a los tres mosqueteros Miguel, Isi y Pablete a la puerta de mi casa. Aparecen puntuales, con cara de estar frescos, raro…no han salido de fiesta, pero algo me dice que se han guardado las fuerzas para hoy.
Emprendemos el viaje y entre risas, comentarios banales y buena música (Estopa, pero no los de ahora…los de antes, los buenos) llegamos, en lo que parecen 5 minutos, al embalse de Almendra.
Nos bajamos del Bugatti Veyron y mientras algunos se cambian a toda mecha, no vaya a ser que las carpas y los barbos desaparezcan, otros se toman su tiempo bebiendo una cervecita (de medio litro) o comiendo un bocadillín pequeñín para coger fuerzas.
Pablo nos cuenta que ha montado unas imitaciones de lombrices que seguro que pescan, es más, dice que se va a hinchar a sacar peces con ellas…le tomamos por tonto…craso error.
De hecho me da un par de ellas pero con el “trajin” de colocarme los aperos de la pesca (los cuales hacia unos 5 meses que no veia), las olvido en el coche. Craso error de nuevo…
Finalmente y tras una fotito de equipo, nos dividimos en dos grupos, Isi y Pablo por un lado y Miguel y yo por el otro, y comenzamos la jornada de pesca propiamente dicha.
Y es aquí donde uno se da cuenta cuán bonita es la pesca ya que hay veces en las cuales ves tres peces y sacas los tres y veces, como esta en las cuales ves cientos de miles (sí, has leído bien, cientos de miles, te lo pongo en número para que te hagas una idea: 100000000000000000000000000) y coges un par de ellos y das gracias. Pues esto último es lo que hoy nos ha ocurrido a nosotros…bueno no a todos…jodido Pablo y jodidas sus lombrices! Se le ha cansado el brazo, y mientras los demás a dos velas! Bueno, Miguel no…Miguel también ha pescado…como una media docena de peces árbol (Querqus ilex, para los entendidos).
Afortunadamente, a la hora de comer nos hemos vuelto a juntar y Pablo no sólo nos ha contado su secreto, sino que además ha tenido a bien compartir con nosotros sus lombrices. Y menos mal, porque ha sido entonces cuando hemos conseguido pescar algo los demás.
Como siempre los peces de Almendra no defraudan. En este caso carpas vigorosas, fuertes y resistentes, con las cuales hemos disfrutado (como ya he dicho antes, unos más que otros) y como no, las cuales hemos devuelto con una tirita y un beso. SIEMPRE CAPTURA Y SUELTA.
No obstante no todo han sido risas…la nota triste la ha puesto este pequeño jabato, el cuál imagino, fue a beber y acabó ahogado. Selección natural supongo.
Pero como no todo en la vida es pescar, al final del día nos fuimos al bar de Sardón y nos tomamos una cañita cada uno, por lo bien que lo habíamos hecho, y cómo no, echamos una docena de futbolines, siendo los equipos los mismos que antes he nombrado. Y a cerca de esto sólo tengo una cosa que decir y con lo cual termino este post: Isi…eres un PAQUETE!!